Así comienzan 25 libros de escritoras y escritores célebres. Encuentra inspiración para escribir al leer estos extraordinarios párrafos.
El escritor y profesor Vicente Donoso considera que el arte de un relato o de una novela se resume en tres principios: arranque intrigante, desarrollo creciente y final sorprendente.
Siguiendo esta estructura, es probable que logres el interés de tus lectores a lo largo de tus textos literarios. Sin embargo, hoy me enfocaré en el primero: arranque intrigante.

¿No te ha pasado que no sabes cómo comenzar un relato, entrada de blog o pieza literaria? Para ayudarte con el bloqueo al escribir, he elegido 25 libros célebres que encontré en mi estantería y he reunido aquí sus extraordinarios primeros párrafos (algunos de ellos están en inglés).
Cuéntame, ¿cuál te intrigó más? ¿cuál agregarías a esta lista?
Amuleto, Roberto Bolaño
Esta será una historia de terror. Será una historia policíaca, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá. No lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta. Soy yo la que habla y por eso no lo parecerá. Pero en el fondo es la historia de un crimen atroz.
El testigo, Juan Villoro
Le gustó que le tocara el cuarto 3. A ese hotel no había llegado la pretensión de que el cuarto 33 fuera el 303. Además, Ramón López Velarde había muerto a los 33 años y él necesitaba coincidencias. Cualquier dato supersticioso que lo acercara al poeta lo haría sentirse más capacitado. Sabía lo normal acerca de Ramón, lo cual equivalía a nada. Todo el mundo sabía todo de él.
Bonsái, Alejandro Zambra
Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que el se llama, se llamaba y se sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final Emilia muere y Julio no muere. Lo demás es literatura:
El agua envenenada, Fernando Benítez
Recibí la orden de Su Ilustrísima el viernes, y el domingo, a las ocho de la mañana, cruzaba el atrio de la catedral. Le confieso que para un cura de aldea no resulta fácil ser llamado a la presencia de su Arzobispo, sobre todo después de los terribles acontecimientos en que participé de un modo forzado e inexplicable.
En el camino, Jack Kerouac
Conocí a Dan poco después de que mi mujer y yo nos separásemos. Acababa de pasar una grave enfermedad de la que no me molestaré en hablar, exceptuando que tenía algo que ver con la casi insoportable separación y con mi sensación de que todo había muerto.
Oficio de tinieblas, Rosario Castellanos
San Juan, el Fiador, el que estuvo presente cuando aparecieron por primera vez los dos mundos; el que dio el sí de la afirmación para que echara a caminar el siglo; uno de los pilares que sostienen firme lo que está firme, San Juan Fiador, se inclinó cierto día a contemplar la tierra de los hombres. Sus ojos iban del mar donde se agita el pez a la montaña donde duerme la nieve. Pasaban sobre la llanura en la que pelea, aleteando, el viento; sobre las playas de arena chisporroteadora; sobre los bosques hechos para que se ejercite la cautela del animal. Sobre los valles.
City of Glass, Paul Auster
It was a wrong number that started it, the telephone ringing three times in the dead of night, and the voice on the other end asking for someone he was not. Much later, when he was able to think about the thing that happened to him, he would conclude that nothing was real except chance. But that was much later. In the beginning, there was simply the event and its consequences. Whether it might have turned out differently, or whether it was all predetermined with the first word that came from the stranger’s mouth, is not the question. The question is the story itself, and whether or not it means something is not for the story to tell.
Midnight’s Children, Salman Rushdie
I was born in the city of Bombay… once upon a time. No, that won’t do, there’s no getting away from the date: I was born in Doctor Narlikar’s Nursing Home on August 15th, 1947. And the time? The time matters, too. Well then: at night. No, it’s important to be more… On the stroke of midnight, as a matter of fact. Clock-hands joined palms in respectful greeting as I came.
Los enamoramientos, Javier Marías
La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida y jamás había cruzado con él una palabra. Ni siquiera sabía su nombre, lo supe solo cuando ya era tarde, cuando apareció su foto en el periódico, apuñalado y medio descamisado y a punto de convertirse en un muerto, si es que no lo era ya para su propia conciencia ausente que nunca volvió a presentarse: lo último de lo que se debió de dar cuenta fue de que lo acuchillaban por confusión y sin causa, es decir, imbecilmente, y a demás una y otra vez sin salvación, no una sola, con voluntad de suprimirlo del mundo y echarlo sin dilación de la tierra, allí y de entonces. Tarde para qué, me pregunto. La verdad es que lo ignoro.
El nombre de la rosa, Umberto Eco
En el principio era el Verbo y el Verbo era en Dios, y el Verbo era Dios. Esto era en el principio, en Dios, y el monje fiel debería repetir cada día con salmodiante humildad ese acontecimiento inmutable cuya verdad es la única que puede afirmarse con certeza incontrovertible.
Rant. La vida de un asesino, Chick Palahniuk
Wallace Boyer (Vendedor de coches): Igual que la mayoría de la gente, no conocí a Rant Casey ni hablé con él hasta después de su muerte. Es lo que pasa con la mayor parte de los famosos: cuando la palman, su círculo de amigos íntimos simplemente se dispara. Un famoso muerto no puede caminar por la calle sin encontrarse con millones de amigos del alma a los que no conoció nunca en la vida real.
The Children of Sánchez, Oscar Lewis
I can say I had no childhood, I was born in a poor little village in the state of Veracruz. Very lonely and sad is what it was. In the provinces a child does not have the same opportunities children have in the capital. My father didn’t allow us to play with anybody, he never bought us toys, we were always alone. I went to school for only one year when I was about eight or nine years old.
The Bell Jar, Sylvia Plath
It was a queer, sultry, summer, the summer they electrocuted the Rosenbergs, and I didn’t know what I was doing in New York. I’m stupid about executions. The idea of being electrocuted makes me sick, and that’s all there was to read about in the papers—goggle-eyed headlines staring up at me on every street corner and at the fusty, peanut-smelling mouth of every subway. It had nothing to do with me, but I couldn’t help wondering what it would be like, being burned alive all along your nerves.
Trópico de capricornio, Henry Miller
Una vez que has entregado el alma, lo demás sigue con absoluta certeza, aun en pleno caos. Desde el principio nunca fue sino caos: el fluido que me envolvía, que aspiraba por las branquias. En el substrato, donde brillaba la luna, inmutable y opaca, todo era suave y fecundante; por encima, disputa y discordia. En todo veía yo enseguida el extremo opuesto, la contradicción y, entre lo real y lo irreal, la ironía y la paradoja. Era el peor enemigo de mí mismo. No había nada que deseara hacer que no pudiese igualmente dejar de hacer.
The Handmaid’s Tale, Margaret Atwood
We slept in what had once been the gymnasium. The floor was of varnished wood, with stripes and circles painted on it, for the games that were formerly played there; the hoops for the basketball nets were still in place, though the nets were gone. A balcony ran around the room, for the spectators, and I thought I could smell, faintly like an afterimage, the pungent scent of sweat, shot through with the sweet taint of chewing gum and perfume from the watching girls, felt-skirted as I knew from pictures, later in miniskirts, then pants, then in one earring, spiky green-streaked hair. Dances would have been held there; the music lingered, a palimpsest of unheard sound, style upon style, an undercurrent of drums, a forlorn wail, garlands made of tissue-paper flowers, cardboard devils, a revolving ball of mirrors, powdering the dancers with a snow of light.
Pedro Páramo, Juan Rulfo
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo ‒me recomendó‒. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Aura, Carlos Fuentes
Lees ese anuncio: una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más. Distraído dejas que la ceniza del cigarro caiga dentro de la taza de té que has estado bebiendo en ese café sucio y barato. Tú lo leerás. Se solicita historiador joven. Ordenado. Escrupuloso. Conocedor de la lengua francesa. Conocimiento perfecto, coloquial.Capaz de desempeñar labores de secretario. Juventud, conocimiento del francés, preferible si ha vivido en Francia algún tiempo. Tres mil pesos mensuales, comida y recámara cómoda, asoleada, apropiada estudio. Solo falta tu nombre. Solo falta que las letras más negras y llamativas del aviso informen: Felipe Montero.
The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, Junot Díaz
Our hero was not one of those Dominican cats everybody’s always going on about—he wasn’t no home-run hitter or a fly bachatero, not a playboy with a million hots on his jock.
And except for one period early in his life, dude never had much luck with females (how very un-Dominican of him).
He was seven then.
Istanbul. Memories of a City, Orhan Pamuk
From a very young age, I suspected there was more to my world than I could see: somewhere in the streets of Istanbul, in a house resembling ours, there lived another Orhan so much like me that he could pass for my twin, even my double. I can’t remember where I got this idea or how it came to me. It must have emerged from a web of rumors, misunderstandings, illusions, and fears. But in one of my earliest memories, it is already clear how I’ve come to feel about my ghostly other.
Las muertas, Jorge Ibargüengoitia
Es posible imaginarlos: los cuatro llevan anteojos negros, el Escalera maneja encorvado sobre el volante, a su lado está el Valiente Nicolás leyendo Islas Marías, en el asiento trasero, la mujer mira por la ventanilla y el capitán Bedoya dormita cabeceando. El coche azul cobalto sube fatigado la cuesta del Perro. Es una mañana asoleada de enero. No se ve una nube. El humo de las casas flota sobre el llano. El camino es largo, al principio recto, pero pasada la cuesta serpentea por la sierra de Güemes, entre los nopales.
La muerte de Artemio Cruz, Carlos Fuentes
Yo despierto… Me despierta el contacto de ese objeto frío con el miembro. No sabía que a veces se puede orinar involuntariamente. Permanezco con los ojos cerrados. Las voces más cercanas no se escuchan. Si abro los ojos, ¿podré escucharlas?… Pero los párpados me pesan: dos plomos, cobres en la lengua, martillos en el oído, una… una como plata oxidada en la respiración. Metálico, todo esto. Mineral, otra vez. Orino sin saberlo.
The Plague, Albert Camus
The unusual events described in this chronicle occurred in 194- at Oran. Everyone agreed that, considering their somewhat extraordinary character, they were out of place there. For its ordinariness is what strikes one first about the town of Oran, which is merely a large French port on the Algerian coast, headquarters of the Prefect of a French Department.
La metamorfosis, Franz Kafka
Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre un duro caparazón y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto.
-¿Qué me ha ocurrido?
Pride and Prejudice, Jane Austen
It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune, must be in want of a wife. However little known the feelings or views of such a man may be on his first entering a neighborhood, this truth is so well fixed in the minds of the surrounding families, that he is considered the rightful property of someone or other of their daughters.
Macario, B. Traven
Macario era leñador en aquel pueblecito. Padre de once hijos andrajosos y hambrientos, no deseaba riquezas, ni cambiar por una casa bien construida el jacal que habitaba su familia. Tenía, eso sí, desde hacía veinte años, una sola ilusión. Y esta gran ilusión era la de poderse comer a solas, gozando de la paz en las profundidades del bosque y sin ser visto por sus hambrientos hijos, un pavo asado entero.
¿Cuál te intrigó más? ¿Cuál agregarías a la lista?
Deja tus comentarios.
Lee también: